La grandeza de lo que hacemos está en el amor que ponemos en ello. No nos lamentemos de nuestras pocas fuerzas o de la escasa capacidad que tenemos para llevar a cabo importantes acciones. Dios no nos exige cosas imposibles, sino que reconozcamos nuestra pequeñez y que lo que hagamos por Él, aunque sea insignificante, lleve una gran carga de amor.
Cristo, estás clavado en la cruz. Eres inocente, sí, pero aceptas entregar tu vida por cada uno de nosotros. Este madero que hoy está físicamente