Nada de lo que hagamos por los demás quedará sin recompensa. Ni siquiera una sonrisa a esa persona que nos ha mirado con animadversión. Si realmente estamos convencidos de que esto es verdad y no corremos a ayudar a los otros es que estamos demasiado apegados a nuestros egoísmos. Dios nos quiere más generosos y nos tiene prometido el ciento por uno de lo que hagamos por Él. Aunque sean cosas que nos parecen sin importancia. Todo, absolutamente todo, será bien pagado.

No es cristiano negar nuestra ayuda a quienes la necesitan. Tú nos enseñas, Señor, que debemos amarnos los unos a los otros. Y nos das