Si nos agarramos con auténtica fe a la misericordia de Dios y nos fiamos de su bondad, caminaremos más seguros. Porque en la carrera de la vida que estamos librando día tras día, lo que nos da fuerzas para avanzar por el camino acertado es la confianza en el Señor. Él nos hizo para que seamos sembradores de paz y trabajadores de su reino. Estemos seguros de que nunca nos dejará solos, sino que estará permanentemente con nosotros.
La santidad no es para las personas tristes y amargadas. Ni para los que se quejan continuamente de que todo les va mal. Tampoco para