El sábado 7 de octubre, festividad de Nuestra Señora del Rosario, tuvo lugar, en la catedral de Málaga, el solemne acto de apertura de la fase diocesana de las tres causas de canonización de los Mártires de Málaga del siglo XX.
La ceremonia se desarrolló antes de la celebración eucarística y fue presidida por el obispo malacitano, Jesús Catalá. De su homilía recogemos los siguientes párrafos:
“Los mártires pasaron por duras pruebas, y no precisamente por sus pecados, sino por el odio de quienes los martirizaban y asesinaban. Esta prueba los acrisoló como el oro y los aceptó en holocausto (cf. Sab 3,5); por eso recibieron la corona de gloria (cf. Eclo 47,6), que no se marchita.”
“La persecución religiosa no empezó con la Guerra Civil española (1936), como algunos falsamente piensan. Nos retrotraemos al año 1931 en la España de la Segunda República, que vivió una década convulsa en todos los órdenes. Según las crónicas se debatía en la política española la cuestión autonómica y territorial, la cuestión religiosa, la polarización ideológica entre la izquierda y la derecha; no es necesario recordar que también se debaten hoy estos temas. Fue disuelta la Compañía de Jesús, se nacionalizaron los bienes de las órdenes religiosas, se prohibió a las congregaciones religiosas que se dedicaran al ejercicio de la enseñanza. Fueron asesinados de manera arbitraria muchos fieles cristianos por el solo motivo de profesar la fe católica. Se han hecho ya muchas beatificaciones de mártires en distintas diócesis de España. Muchos de vosotros sois familiares de aquellos testigos valientes, que ofrecieron su vida como testimonio de la fe.”
“Dando gracias a Dios por esta celebración de la Apertura de las Causas de nuestros queridos mártires, pidamos al Señor que podamos verles beatificados y que nosotros seamos contados entre los pequeños para entender las cosas de Dios y ser iluminados por su Palabra.”
Estas tres causas ahora abiertas en la fase diocesana agrupan los martirios de 214 sacerdotes, religiosos y seglares malagueños que dieron su vida por Cristo.