El domingo 14 de octubre, en una solemne ceremonia celebrada en la plaza de san Pedro, de Roma, el Papa Francisco ha elevado a los altares, con categoría de santos, a siete beatos: el papa Pablo VI, el arzobispo salvadoreño Óscar Arnulfo Romero, la religiosa española Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús March Mesa, dos sacerdotes, un joven laico y otra religiosa-
En la homilía, el Santo Padre manifestó que “Jesús es radical. Él lo da todo y lo pide todo: da un amor total y pide un corazón indiviso. También hoy se nos da como pan vivo; ¿podemos darle a cambio las migajas? A él, que se hizo siervo nuestro hasta el punto de ir a la cruz por nosotros, no podemos responderle solo con la observancia de algún precepto. A él, que nos ofrece la vida eterna, no podemos darle un poco de tiempo sobrante. Jesús no se conforma con un «porcentaje de amor»: no podemos amarlo al veinte, al cincuenta o al sesenta por ciento. O todo o nada.”
Puso como ejemplo la entrega a Dios de los nuevos santos que, “en diferentes contextos, han traducido con la vida la Palabra de hoy, sin tibieza, sin cálculos, con el ardor de arriesgar y de dejar.”
HOMILÍA COMPLETA DEL PAPA FRANCISCO
Los nuevos santos
Juan Bautista Montini
Nació en Concesio (Brescia) en el año 1897. Fue ordenado sacerdote en 1920 y continuó los estudios en Roma; desempeñó tareas diplomáticas de la Santa Sede. Fue nombrado Sustituto de la Secretaría de Estado en el año 1937. Durante la segunda guerra mundial se ocupó de la búsqueda de desaparecidos y la asistencia a los perseguidos. En 1952 fue nombrado pro- secretario de Estado y en 1955 arzobispo de Milán, diócesis en la que se ocupó especialmente de los alejados y marginados. En 1958 fue creado Cardenal por Juan XXIII y el 21 de junio de 1963 fue elegido Pontífice, tomando por nombre Pablo VI. Continuó y clausuró el Concilio Vaticano II; guió a la Iglesia hacia el diálogo con la modernidad y la mantuvo unida durante la crisis posconciliar. Promulgó 7 encíclicas y varias exhortaciones apostólicas. Se entregó al anuncio del Evangelio, dando testimonio con pasión del amor al Señor y a la Iglesia. Murió en Castel Gandolfo el 6 de agosto de 1978. Fue beatificado por el Papa Francisco el 19 de octubre de 2014.
Óscar Arnulfo Romero Galdámez
Nació en Ciudad Barrios (El Salvador) el 15 de marzo de 1917, en el seno de una familia modesta. A los 12 años trabajó en una carpintería. En el año 1930 ingresó en el seminario menor de San Miguel. En 1943 obtuvo la licenciatura en teología, en la Universidad Gregoriana. Ordenado sacerdote, regresó a su patria y como párroco se dedicó con pasión a la actividad pastoral. Posteriormente, fue nombrado director del Seminario de San Salvador, secretario de la Conferencia Episcopal de San Salvador y secretario ejecutivo del CEDAC. En 1970 fue elegido Obispo auxiliar de San Salvador y se dedicó a la defensa de los pobres. En 1974 fue nombrado Obispo de Santiago de María y en 1977 Arzobispo de San Salvador, en plena represión social y política. El 24 de marzo de 1980, mientras celebraba la Misa con los enfermos del hospital, fue asesinado. Fue beatificado en el año 2015 en San Salvador.
Francisco Spinelli
Nació el 14 de abril de 1853, en Milán. Es ordenado sacerdote en 1875. Mientras vive en Roma tiene la inspiración de iniciar una comunidad de jóvenes mujeres que consagren sus vidas al Señor presente en la Eucaristía. Después del encuentro con Santa Catalina Comensoli funda el Instituto de las Hermanas Adoratrices del Santísimo Sacramento. Ejerció como Fundador y Superior. Muere el 6 de febrero de 1913. Beatificado en 1992 por San Juan Pablo II.
Vicente Romano
Nació en el año 1751 en Torre del Greco (Nápoles), y allí transcurrió toda su vida, santificándose en el ministerio sacerdotal y en el ejercicio de las funciones de párroco, en la parroquia local de la Santa Cruz. Fue un sabio educador de muchos jóvenes, varios de los cuales acompañó hacia el sacerdocio. Además, se distinguió como evangelizador diligente de la población rural, protector misericordioso de los pobres y enfermos, ministro fervoroso del culto litúrgico y de la celebración de los sacramentos, misionero apasionado de la Palabra de Dios. Después de la devastadora erupción del Vesubio, que destruyó la iglesia parroquial y gran parte de la ciudad (1794), el beato se convirtió en el alma de la renovación material y espiritual de Torre del Greco. Reconstruida aún más bella la iglesia de la Santa Cruz, y él rico de méritos y rodeado de una gran fama de santidad, murió el 20 de diciembre de 1831. Fue beatificado por el Papa Pablo VI en 1963.
María Catalina Kasper
Nació el 26 de mayo de 1820 en Alemania. Paso su adolescencia haciendo duros trabajos en los campos. Tuvo la intuición de fundar un Instituto de Hermanas al servicio de las clases sociales más humildes. En 1848 abrió la casa de las “Siervas Pobres de Jesucristo” donde se acoge a los pobres. La congregación crece en Europa, el continente americano y la India. Muere el 2 de febrero de 1898. Pablo VI la incluyó entre los Beatos.
Nazaria Ignacia March Mesa
Nació en España el 10 de enero de 1889. La vigilia de su primera comunión sintió la llamada del Señor: «Nazaria, sígueme». Respondió: «Te seguiré, Señor, lo más cerca que pueda una humana criatura». Dotada de grandes cualidades, dio vida con sus compañeras a las Misioneras Escondidas. En 1906 se trasladó con su familia a México, donde ingresó en la Congregación de Hermanitas de los Ancianos Desamparados. Años después fue destinada a Oruro. Allí se sintió llamada a una nueva vida misionera, dedicada a la evangelización, al compromiso por la unidad de la Iglesia y a la extensión del Reino de Cristo. En 1925 fundó las Misioneras Cruzadas de la Iglesia. «Este es nuestro espíritu: guerrero, fiel, nada de cobardías, todo amor, amor sobre todo a Cristo y en Cristo a todos. Repartirse entre los pobres, animar a los tristes, dar la mano a los caídos, enseñar a los hijos del pueblo, partir su pan con ellos, en fin, dar toda la vida, el ser entero por Cristo, la Iglesia y las almas». Murió en Buenos Aires el 6 de julio de 1943. Sus restos descansan en Oruro. Fue beatificada por Juan Pablo II en Roma el 27 de septiembre de 1992.
Nunzio Sulprizio
Nació en Pescosansonesco, Abruzzo, el 13 de abril de 1817. Tras quedar huérfano a edad temprana, fue confiado al cuidado de su abuela materna. De ella aprendió el arte de la oración y las verdades profundas de la fe. Con nueve años se quedó nuevamente solo. Se hizo cargo de él un tío materno, herrero, brusco de modales y violento. En la herrería, además de los maltratos del tío, comenzaron también los sufrimientos físicos: se enfermó gravemente de osteosarcoma y fue enviado a Nápoles, al Hospital de los Incurables. Un tío paterno lo confió al coronel Félix Wochinger, que se lo llevó consigo y lo cuidó como un verdadero padre. La recuperación duró 21 meses. Sufriendo entre los que sufren, llevaba consuelo y ayuda a los demás. Fue declarado enfermo incurable. Muy deteriorado y postrado en cama, murió el 5 de mayo de 1836, a los 19 años. La vida de este joven, dedicada totalmente a Dios, estuvo marcada por dos grandes amores: “la Eucaristía y la Virgen María”.