El sábado 27 de octubre concluyeron los trabajos del Sínodo de los Obispos sobre ‘los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional’. Fue clausurado por el Papa Francisco quien dijo que “el Sínodo no es un parlamento, porque es un espacio protegido para que el espíritu Santo pueda actuar”.
Sobre el documento final, señaló el Santo Padre que “Estamos llenos de documentos, no sé si éste hará algo fuera, pero tiene que trabajar dentro de nosotros. Ahora el Espíritu nos lo entrega para que trabaje en nuestros corazones.” “Este documento hay que trabajarlo, estudiarlo y orarlo para ayudar a muchos.”
También dijo el Papa, en sus palabras de clausura de la asamblea sinodal, que “la Santa Iglesia, nuestra madre, es santa, y somos nosotros, sus hijos, los que somos pecadores; lo somos todos”. Añadió que “A la Iglesia no hay que ensuciarla, por eso, en este momento, debemos defenderla, y lo hacemos con oración y penitencia.”
El documento
El documento final de la Asamblea Sinodal tiene 60 páginas y consta de tres partes, doce capítulos y ciento sesenta y siete párrafos.
Ver el resumen del documento final del Sínodo en este enlace:
Misa de clausura
El domingo 28 se celebró, en la basílica de san Pedro, una solemne Eucaristía, presidida por el Papa, para culminar el Sínodo. En la homilía, el Santo Padre indicó tres pasos fundamentales para acompañar el camino de la fe: escuchar, hacernos prójimos y testimoniar en nombre de Jesús.
Apoyándose en la liturgia dominical del día, el Papa señaló que Jesús escucha el grito del ciego Bartimeo, pobre, solo, sin amor y abandonado. Jesús practica con él el ejercicio de la escucha: “Este es el primer paso para facilitar el camino de la fe: escuchar. Es el apostolado del oído: escuchar antes de hablar.” Y añadió: “¡Qué importante es para nosotros escuchar la vida! Los hijos del Padre celestial escuchan a sus hermanos: no las murmuraciones inútiles, sino las necesidades del prójimo.”
Para acompañar en el camino de la fe, en segundo lugar, señalo Francisco, hay que hacerse prójimos. “Miremos a Jesús, que no delega en “alguien de la multitud” que le seguía, sino que se encuentra con Bartimeo en persona. Le dice: ¿Qué quieres que haga por ti?”, dijo el Santo Padre, haciendo hincapié en que así actúa Dios, que se implica en primera persona con un amor de predilección por cada uno: “Ya en su modo de actuar transmite su mensaje: así la fe brota en la vida.”. “Hacerse prójimo es llevar la novedad de Dios a la vida del hermano, es el antídoto contra la tentación de las recetas preparadas”, dijo el Santo Padre que invitó a preguntarnos si somos cristianos capaces de ser prójimos, de salir de nuestros círculos para abrazar a los que no son de los nuestros. El Papa alertó de la tentación de “lavarse las manos”, que tanto se repite en las Escrituras, y resaltó que Jesús no se lava las manos, sino que se implica: “Reconozcamos que el Señor se ha ensuciado las manos por cada uno de nosotros, y miremos la cruz y recomencemos desde allí, del recordarnos que Dios se hizo mi prójimo en el pecado y la muerte. Se hizo mi prójimo: todo viene de allí.”
El tercer paso que señaló el Papa es el del testimonio: “Fijémonos en los discípulos que llaman a Bartimeo: no van a él, que mendigaba, con una moneda tranquilizadora o a dispensar consejos: van en el nombre de Jesús. De hecho, le dirigen solo tres palabras, todas de Jesús: “Ánimo, levántate, que te llama.” No es cristiano, señaló el Santo Padre, esperar que los hermanos que están en busca llamen a nuestra puerta, sino que tendremos que ir a ellos, “no llevándolos a nosotros mismos, sino a Jesús.”
El Papa manifestó que sentirse necesitados de salvación es el comienzo de la fe. “Es el camino más directo para encontrar a Jesús. La fe que salvó a Bartimeo no estaba en la claridad de sus ideas sobre Dios, sino en buscarlo, en querer encontrarlo. La fe es cuestión de encuentro, no de teoría. En el encuentro Jesús pasa, en el encuentro palpita el corazón de la Iglesia. Entonces, lo que será eficaz es nuestro testimonio de vida, no nuestros sermones”, concluyó Francisco.
Ver texto íntegro de la homilía del Papa: