Desde este lunes 16 de abril hasta el viernes 20, los obispos españoles están reunidos, en Madrid, celebrando la 111ª Asamblea Plenaria. En el acto de inauguración, el cardenal arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, presidente de la Conferencia Episcopal, pronunció un discurso en el que abordó los diferentes asuntos que serán tratados durante estos días.
Acerca del próximo sínodo de los obispos que tendrá lugar en octubre próximo, en Roma, el cardenal Blázquez se preguntó por qué muchos jóvenes se distancian de la vida de la Iglesia. Señaló que la Asamblea Sinodal es una preciosa oportunidad para “replantearnos comunitariamente la divergencia que nos interroga y nos hace sufrir”.
Indicó también el purpurado que por la fe y el bautismo todos somos llamados a andar como nos pide la vocación a la que hemos sido convocados ya que por “la iniciación cristiana participamos de la dignidad de cristianos que es la vocación compartida con todos los hermanos en el Señor”. Se refirió a las diferentes vocaciones, matrimonio cristiano, ministerio sacerdotal, vida consagrada y participación laical en responsabilidades en la misión de la Iglesia. “Todas las vocaciones son gracia y regalo de Dios, servicio (y no servidumbre) de los demás”.
Se refirió el cardenal Blázquez a las vocaciones sacerdotales y a los seminarios, señalando que “desde hace mucho tiempo venimos padeciendo una penuria seria de vocaciones para el ministerio presbiteral”. Ante esta situación, dijo que se van cubriendo las acciones ministeriales básicas con diversas iniciativas pero que se hace necesaria la colaboración entre las diócesis.
Acerca del futuro de las conferencias episcopales, indicó que la reforma de la Curia Romana repercutirá en la organización de la Conferencia Episcopal y ésta lo hará, a su vez, en las diócesis.