Los amigos de verdad, no los interesados por cualquier motivo, ayudan siempre en los momentos más difíciles, logrando que éstos resulten más llevaderos. Pero tener amigos verdaderos requiere que seamos capaces de ser también nosotros bálsamos que curen heridas y sonrisas que venzan tristezas de aquéllos. Hacer amigos exige que estemos dispuestos a dar más que a recibir.
Hacer amigos por intereses personales, del tipo que sean, tiene poco valor. Es fácil que cuando ya no nos interesen o ellos consideren que sobramos