Este mundo en el que nos ha tocado vivir sería mucho más humano si tuviéramos la valentía de tender puentes, en vez de construir muros, y de dar nuestra mano, aunque nos la rechacen, y aceptar las de aquellos a los que no consideramos de los nuestros. Los cristianos tenemos mucha tarea que hacer en este campo porque es parte de nuestra misión en la tierra. Empecemos derribando muros y construyendo puentes para acercarnos a los otros y trabajar por el bien común.
Jesús nos dejó a su madre por madre nuestra. Está siempre dispuesta a escucharnos para ayudarnos en nuestras necesidades. Acerquémonos a ella sin miedo. Como