Los santos, siguiendo el ejemplo de Jesús, nos enseñan con sus hechos que la mejor manera de acercar a la gente a Dios es amando sinceramente, en especial a los más necesitados. Si en los primeros tiempos del cristianismo se decía de los creyentes “mirad cómo se aman”, en la época convulsa que nos toca vivir, el método más seguro para hacer que crezca el número de los que se acercan a vivir nuestra fe es predicar con el amor, no imponiendo la doctrina ni anatemizando a los que no son de nuestro parecer.
Dicen que existen tantas verdades como personas hay. En esta sociedad donde el relativismo y el egoísmo parecen dominarlo todo, son necesarios creyentes dispuestos a