Anunciar el Evangelio es tarea de todo bautizado. Pero este anuncio no es suficiente. Ha de ir acompañado de los actos que pregonen, a los ojos de los que nos escuchan, que creemos lo que predicamos llevándolo a la práctica. Son nuestras acciones la mejor predicación. Mucho más que las palabras o los bellos discursos. Porque el ejemplo que demos es lo que llega a los demás con mayor eficacia. Mal podemos anunciar el mensaje de Jesús si nosotros nos mostramos remisos a llevarlo a nuestras vidas. ¿Quién nos creerá si no vivimos de acuerdo con lo que anunciamos a los otros?
![La perfecta alegría no puede existir sino en la perfecta entrega de sí mismo a Dios y a los Hombres – San Luis Orione La perfecta alegría no puede existir sino en la perfecta entrega de sí mismo a Dios y a los Hombres – San Luis Orione](https://live.staticflickr.com/65535/48383646507_009feb9157_o.png)
Entregarnos del todo. Sin reservarnos nada para nosotros mismos. Entregarnos por completo a Dios y a los hermanos. Esto es lo que se nos pide