Una persona rencorosa no va por buen camino. Quien desea ser buen cristiano, aparta de sí el rencor para poder abrazar a los demás con amor, sirviéndoles en las ocasiones en que lo necesitan. Un corazón despojado de rencores es un corazón lleno de paz y dispuesto a cumplir con sus obligaciones correctamente, ayudando a las personas que tiene junto a él.
Cuando oramos, estamos más en contacto con Dios. Nos entregamos más a Él y nos identificamos con su mensaje. Un creyente en oración tiene fuerzas