Como cada año, en nuestra parroquia de Stella Maris, del 7 al 15 de julio, ha tenido lugar la Novena dedicada en honor a Ntra. Sra. del Carmen.
Han sido 9 días de intenso fervor y devoción por nuestra Madre. La novena ha sido presidida por los Padres Carmelitas Descalzos de Stella Maris y cuyas moniciones y peticiones os dejamos aquí para que podáis disfrutar y reflexionar en el amor a María, bajo la advocación del Carmen.
El día 16 de julio, tuvo lugar la Solemnidad de Ntra. Sra. donde todos los fieles han podido acercarse a Ella que estaba expuesta en devoto besamanos, aún más cerca de sus hijos. Todo el día fue un continuo flujo de personas que querían estar con Ella y dejaban a sus pies ramos y centros de flores como signo de su devoción y amor por Nuestra Madre del Carmen.
El día 19 de julio, sábado, Ntra. Sra. del Carmen Coronada, nuestra “Perchelera”, visitó la Comunidad de los Padres Carmelitas en su procesión de vuelta al barrio del Perchel. Con tal motivo, una hermana de la feligresía le hizo entrega de un hermoso ramo de flores blancas en nombre de la Parroquia de Stella Maris. A continuación, nuestro Párroco D. José Manuel Fernández Camino, rezó un Padrenuestro y un Ave María y, acto seguido, cantamos la Salve Marinera. El mayordomo de trono de la Virgen ofreció el martillo al P. Óscar que dio los 3 toques para levantar el trono que emprendía, así, el camino de vuelta a la Parroquia del Carmen.
Aquí os dejamos un amplio reportaje de la Novena, Solemnidad y Encuentro con la Virgen del Carmen Coronada, así como un video del canto de la Salve Marinera.























Vídeo canto de la Salve Marinera
Moniciones y Peticiones
DÍA PRIMERO
Monición de entrada.
Convocados por la fe, acudimos a este encuentro con el Señor. Nuestra única pretensión es mantener una línea creyente, en nuestra vida comunitaria, familiar y personal. Pero sucede que a veces nos envuelven las dudas y nos acosa la incredulidad. También les pasó esto a los vecinos y parientes de Jesús. Ayer, como hoy, la incredulidad convive con la fe. Admitiendo esto, seamos conscientes de que sólo la fe facilita la relación con Dios. La incredulidad es como un muro, que ciega y paraliza.
María es la mujer de fe en la hora de la Encarnación, cuando con su “Sí” incondicional se convierte en Madre de Dios. María corona su fe en la prueba suprema del Calvario. Allí cree contra toda evidencia. María es modelo de una fe viva.
Nuestra vida cristiana es una vida cristiana de fe con exigencias de permanente crecimiento. Nos hemos de esforzar, pues, día a día en alcanzar la talla del creyente, sobre todo con las obras del amor. Cristo espera, además, que seamos testigos de esa nuestra fe ante el mundo ateo de hoy.
Peticiones
1. Para que la Iglesia testimonie con entusiasmo el Evangelio, roguemos al Señor.
2. Para que el Evangelio arraigue en los pueblos y les ayude en su desarrollo, roguemos al Señor.
3. Para que los creyentes seamos testigos creíbles que ayuden a que los que no creen para que se abran a la fe., roguemos al Señor.
4. Para que sepamos descubrir al Señor en los que más sufren, roguemos al Señor.
5. Para que todos nosotros escuchemos la Palabra de Dios, la meditemos en nuestro corazón y nos lleve a transformar la vida, roguemos al Señor.
6. Por todas nuestras intenciones particulares y por las necesidades de todo el pueblo, roguemos al Señor.
DÍA SEGUNDO
Monición de entrada.
Dios sigue amando a su pueblo aun cuando éste no sea fiel, porque él es Dios y no es como los hombres (Os 11,9). Dios nos ha hecho para vivir. En Jesús nos muestra que quiere curarnos; que nos quiere totalmente vivos y resucitados de entre los muertos, porque por su resurrección Jesús derrotó a la muerte en su raíz.
Cristo nos trae la salvación, y María nos anuncia que Cristo ya viene, está cerca. María tiene por tarea abrirle el camino a Cristo. María, Madre de esperanza, ayúdanos a vivir como Tú lo hiciste, llevando paz, amor y alegría a todos los hombres, para que así Cristo viva en nosotros y podamos ser reflejos de su misericordia a los hombres.
Peticiones
1. Por la Iglesia para que continúe la actividad de Jesús y los enfermos se sientan confortados, los oprimidos se sientan libres, y los pobres y débiles protegidos. Roguemos al Señor.
2. Por todos los que cuidan de los enfermos, discapacitados y minusválidos para que tengan un gran respeto por la vida y, en sus tareas, se sientan inspirados por el amor de Cristo. Roguemos al Señor.
3. Por los enfermos y moribundos para que estén firmemente apoyados en nuestro Señor Jesucristo, que es la resurrección y la vida; y que con Él sepan aceptar con paciencia sus sufrimientos. Roguemos al Señor.
4. Por todos los gobernantes de las naciones para que trabajen por la construcción de un mundo más humano en el que reine la paz y la justicia. Roguemos al Señor.
5. Por todos los hombres que viven sin esperanza, que sienten que los problemas de la vida superan sus fuerzas, para que encuentren junto a la Virgen del Carmen la fuerza para superar sus dificultades y unirse a la Cruz de Cristo que nos lleva a la Resurrección. Roguemos al Señor.
DÍA TERCERO
Monición de entrada.
Para María, lo importante no era tener a Jesús a su lado, sino que El cumpliera su misión para lo cual había venido a la Tierra. No quería tenerlo para sí, sino que su vida fuese fecunda y eficaz Nosotros debemos buscar en nuestra vida la voluntad del Padre Dios. No estar preocupados de nosotros mismos solamente: que no nos falte esto, que no tengamos que pasar por lo otro, sino que buscar de qué manera podemos dar más amor. El sacrificio es fecundo cuando lo hacemos por amor a Dios y a nuestros hermanos. Debemos asumir la tarea que Dios nos pone, aunque nos exija privarnos de muchas cosas; eso hará fecunda nuestra vida.
Jesús envía a sus apóstoles a curar las enfermedades del pueblo, y, por lo tanto, comienza ya la nueva era del reino de Dios. Ellos, y nosotros también, tenemos que ser como médicos en un mundo duro, egoísta y despiadado, y tan necesitado de curación. Que el perdón y el amor compasivo que de Dios recibimos renueve este nuestro mundo y llegue a ser mundo y reino de Dios.
Peticiones.
1. Por toda la Iglesia para que su compromiso para trabajar por la justicia, y su actitud de servicio den testimonio de que el reino de Dios está vivo entre nosotros. Roguemos al Señor.
2. Por todos sacerdotes, religiosos y laicos para que el Señor los anime a estar comprometidos a anunciar al mundo la Buena Nueva del evangelio. Roguemos al Señor.
3. Por todos los que entregan sus vidas por sus hermanos, para que sus vidas estén llenas de amor y así se hagan fecundas en la entrega y que su ejemplo mueva muchos a ser generosos. Roguemos al Señor.
4. Por nuestras comunidades cristianas para que acojamos y vivamos la palabra de Dios buscando siempre hacer la voluntad de Dios. Roguemos al Señor.
DÍA CUARTO
Monición de entrada.
La Virgen María se había hecho toda una idea de lo que sería su vida. Sus planes eran muy queridos para Ella. Pero llega el Ángel y lo cambia todo: sería Madre del Salvador, ya no viviría una vida oculta y personal, sino que tendría que entregarse para todos. Ella cree, acepta, se entrega, lo demás corre por cuenta de Dios. El necesita instrumentos para cambiar el mundo.
Nosotros debemos estar atentos también a lo que Dios nos muestra a través de lo que nos toca vivir. Aceptar ser instrumentos de Dios, aceptar tener una responsabilidad por nuestros hermanos. Saber que si nos entregamos a la voluntad de Dios, Él puede hacer grandes cosas con nosotros.
Peticiones.
1. Por la Iglesia, Pueblo de Dios, para que el Señor suscite santos pastores, que reconcilien y animen a sus hermanos con justicia, equidad y amor. Roguemos al Señor.
2. Por todos los miembros de nuestras comunidades cristianas, para que sepamos confiar en nuestros pastores. Roguemos al Señor.
3. Por los que tienen la responsabilidad de gobernar los pueblos, para que siempre lo hagan con la conciencia de que su tarea es un servicio y sean generosos para entregarse por entero a los demás sin esperar recompensas. Roguemos al Señor.
4. Por todos nosotros, para que el cuidado de Cristo por nosotros nos lleve a preocuparnos unos a otros con palabras de aliento y esperanza, y con obras de apoyo y ayuda mutua. Roguemos al Señor.
DÍA QUINTO
Monición de entrada.
“Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos» (Mt 10,7).
Hoy es la fiesta de San Benito, abad, Patrón de Europa. Jesús envía a sus doce apóstoles a anunciar el reino de los cielos. Tienen que estar desprendidos de posesiones, e incluso de gente, de sus propios familiares. Tienen que ser pobres también en el sentido de que deben aceptar la inseguridad de no ser bien recibidos. Ésta es la hora de la misión, un momento de gracia para alentar, renovar y emprender con nuevo ánimo nuestro compromiso misionero. Como afirmó el Papa Francisco “Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte” (Evangelii Gaudium, 164).
Con María, avanzamos en la peregrinación de la fe, manteniéndonos unidos a Jesús tanto en los momentos de gozo como en los momentos de cruz. Ninguna noche interrumpe la historia de amor de Dios con el ser humano.
Peticiones.
1. Por los pastores y los laicos de la Iglesia, para que anuncien sin descanso la Buena Nueva de salvación, como fuente de felicidad y de paz para todos. Roguemos al Señor.
2. Por todos los misioneros, en cualquier parte del mundo, para que presenten de forma creíble el evangelio, sobre todo por su estilo evangélico de vida. Roguemos al Señor.
3. Por todos los que gobiernan las naciones, para que siempre lo hagan con un corazón libre de todo odio y revanchismo, para que busquen sólo el bien común y no sus intereses personales o partidistas y para que su esfuerzo sincero no sea mal interpretado. Roguemos al Señor.
4. Por todos nosotros para que aprendamos a aceptarnos a nosotros mismos, y dejemos a un lado la soberbia y el hambre de poder, para buscar una paz duradera. Roguemos al Señor.
DÍA SEXTO
Monición de entrada.
Hoy escuchamos en el evangelio una parábola inolvidable: el buen samaritano. Es un llamamiento al cristiano a amar a su prójimo, especialmente a los necesitados. Esto es posible porque tenemos con nosotros a Cristo, que es el principio y el fin de todo.
Cristo trajo la paz a todos los hombres, paz que es fruto del amor y del respeto mutuo. La falta de paz viene del deseo de poseer más, de tener más poder, de dominar a los otros. Esto viene de una inseguridad e insatisfacción con la propia realidad. Cristo nos trae el mensaje que Dios es nuestro Padre y eso le da el pleno sentido a nuestra vida y llena todos nuestros anhelos.
La Virgen del Carmen ha sido signo de paz en nuestra historia, porque ella nos ha ayudado a sentirnos hijos del Padre Celestial y a sentirnos cobijados y seguros bajo su manto materno.
Peticiones.
1. Por nuestra Iglesia que, como el resto de la sociedad, también sufre miedos, dificultades. Hazla valiente para mostrar a Dios a los demás con el testimonio de la vida. Roguemos al Señor.
2. Por nuestros gobernantes, que sean capaces de superar intereses particulares y trabajar por el bien común. Roguemos al Señor.
3. Por la paz, la paz frente a la guerra, el odio, las espirales de violencia. Porque las personas también podemos romper esos círculos y ser germen de paz. Roguemos al Señor.
4. Por nuestra Comunidad de fe, para que todos, como cristianos que somos, nos sintamos llamados a construir la paz en torno a nosotros. Roguemos al Señor.
DÍA SEPTIMO
Monición de entrada.
La parábola del buen samaritano me pregunta: ¿quién es mi prójimo? ¿A quién tengo que amar? El prójimo es quien se acerca al otro. Dios nos impulsa a amar; nosotros hemos sido amados por Dios. De la misma manera, Dios espera que amemos al prójimo.
La Virgen del Carmen es para nosotros signo de la presencia de Cristo. Ella fue entregada por el Señor a nosotros desde la cruz. Por eso, cada vez que miramos su imagen debemos recordar que hemos sido colmados ampliamente del amor y la misericordia del Padre Dios. Por eso debemos reflejar este amor en nuestro trato con nuestros hermanos. En la sociedad hay división, odio e injusticia. Que la presencia de nuestra Señora del Carmen, nuestra Madre, nos haga vencer todo lo que nos divide, dominar todo el resentimiento que haya en nuestros corazones y construir una sociedad de hermanos donde cada uno tenga paz, respeto y alegría.
Peticiones.
1. Por la Iglesia. Que vivamos la fe como luz que lo ilumina todo y podamos reconocer la manifestación de las intenciones de Dios sobre la vocación y la plenitud del ser humano. Roguemos al Señor.
2. Por Europa y sus dirigentes, por su conversión. Que redescubran las raíces cristianas que han cambiado y pueden cambiar ahora el mundo. Roguemos al Señor.
3. Por todos los hombres y mujeres enfermos. Que podamos amarlos y darnos cuenta de que son imagen de Dios y tienen un valor infinito. Roguemos al Señor.
4. Por nosotros, Pueblo de Dios que camina hacia la santidad. Que vivamos teniendo presente que el Señor nunca nos abandona. Roguemos al Señor.
DÍA OCTAVO
Monición de entrada.
Jesús nos trajo vida y gracia, y tomó el camino del sufrimiento por nosotros. A sus discípulos no se les promete una vida fácil. El sufrimiento, la cruz, son también participación en la cruz de Jesús. En los planes de Dios éste es el camino hacia la vida verdadera. No es demasiado cómodo o agradable, pero éstas son las condiciones de Dios.
La Virgen del Carmen nos muestra la mirada comprensiva de Dios. Ella entiende el sufrimiento humano. Ella pasó también por el dolor. Por eso, cuando nos ponemos delante de Ella con el corazón cargado por un sufrimiento: la enfermedad, la pobreza, la incomprensión de los otros, la injusticia de que hemos sido víctimas, o nuestra propia debilidad física o moral, Ella nos acoge y nos muestra a su Hijo, que asume todos estos dolores en su cruz y los convierte en esperanza. Entreguémosle todos nuestros problemas y pongámonos con Ella en marcha hacia el amor de Cristo.
Peticiones.
1. Para que los miembros de la Iglesia seamos luz para el mundo herido por el pecado. Roguemos al Señor.
2. Para que la luz del Evangelio alumbre a todos los pueblos. Roguemos al Señor.
3 Para que los cristianos llevemos la luz de la caridad a todos los hombres que sufren el paro, la pobreza, la marginación, la inmigración, la soledad y el abandono. Roguemos al Señor.
4. Para que el Señor de la Vida, conceda la luz de la gloria a los que han muerto en su paz. Roguemos al Señor.
DÍA NOVENO
Monición de entrada.
La Santísima Virgen María en el Magníficat se reconoce pequeña y humilde, pero siente la acción de Dios en Ella y lo alaba por esto. Más aún, recorre en pocos rasgos simples la historia de la humanidad, con todas sus limitaciones y reconoce en ella la acción del Dios justo y misericordioso. Así debemos nosotros avanzar por la vida con esa seguridad de que Dios es el Señor de la historia y de nuestra historia y que El sabrá darnos lo que necesitamos y hacer que nuestros problemas se conviertan en una bendición. Esa actitud de María, nuestra Madre, es un llamado a todos nosotros a tener esperanza, a saber, que en nuestra historia está Dios presente y por eso siempre podremos salir adelante.
Peticiones.
1. Por la santa Iglesia de Dios que en María contempla su Madre y su modelo, para que aprenda a escuchar la Palabra y a proclamarla a toda la humanidad. Roguemos al Señor.
2. Por todos aquellos que invocan a María como Madre y Protectora, para que encuentren en ella refugio en las adversidades y estímulo en la vida cristiana. Roguemos al Señor.
3. Por aquellos que viven sin esperanza, que se sienten frustrados por no haber tenido una oportunidad para triunfar en la vida, para que encuentren al Señor en su historia personal y eso los haga renacer en la esperanza. Roguemos al Señor.
4.Por aquellas personas que duermen ya el sueño de la paz para que por intercesión de la Virgen María gocen de las alegrías del cielo. Roguemos al Señor.


