Su nombre de pila era José Francisco López-Caamaño y García Pérez. Nació en Cádiz en 1743. Entró, a los 15 años, en los capuchinos de Sevilla, tomando el nombre de Diego José de Cádiz. Estudiando segundo curso de Teología, experimentó una súbita transformación religiosa imponiéndose una vida metódica de gran perfección. Fue ordenado sacerdote en 1766. Dotado de extraordinarias cualidades oratorias, predicó por toda España la palabra de Dios. Sus sermones eran escuchados por numerosas personas. Promovió el culto a la Virgen en la advocación de la Divina Aurora y en las misiones populares lograba convertir a muchos. Escribió diversas obras y se conservan más de tres mil sermones suyos. Murió el 24 de marzo de 1801 en Ronda (Málaga) y fue beatificado por León XIII en 1894.
San Óscar Arnulfo Romero nació en 1917, en el seno de una familia salvadoreña humilde. Desde pequeño quiso ser sacerdote. Fue ordenado presbítero jesuita a los 25 años. Fue ordenado obispo auxiliar de San Salvador en 1970, eligiendo como lema “Sentir con la Iglesia”. Cuatro años más tarde pasó a dirigir la diócesis de Santiago de María. Meses después se produjo un grave suceso, conocido por el nombre de “Las Tres Calles”, donde un grupo de campesinos que regresaban de un acto litúrgico fue asesinado sin compasión alguna, incluso murieron niños. Era una muestra del terror que se aplicaba desde el poder a los cristianos comprometidos y a la gente sencilla. En 1977 le nombraron arzobispo de San Salvador. La situación social y política del país era muy complicada. Desde el púlpito, el arzobispo iluminaba a la luz del Evangelio lo que sucedía en su país y ofrecía esperanza a los creyentes. Plantó cara a los sectores poderosos de la sociedad y al gobierno que los amparaba. También criticaba los movimientos izquierdistas nacientes que se empeñaban en llevar al país a la revolución. Monseñor Romero fue criticado, calumniado y amenazado físicamente por defender los valores del Evangelio. Varios sacerdotes fueron asesinados en aquellos años e incluso se intentó volar la basílica del Sagrado Corazón. El arzobispo defendía a los pobres y pedía una y otra vez que cesara la represión. El 24 de marzo de 1980, mientras celebraba la Eucaristía en la capilla del Hospital de la Divina Providencia, fue asesinado por odio a la fe cristiana. El papa Francisco decretó su beatificación en 2015 y la ceremonia se celebró en la capital salvadoreña antes varios cientos de miles de personas. El 14 de octubre de 2018 fue canonizado por el papa Francisco en la plaza de san Pedro, en Roma.
Otros santos del día:
• En Cesarea de Palestina, santos mártires Timolao, Dionisio, Páusides, Rómulo, Alejandro y otro Alejandro, que en la persecución bajo el emperador Diocleciano fueron conducidos maniatados ante el prefecto Urbano, donde confesaron que eran cristianos, por lo cual, pocos días después, con los compañeros Agapio y otro Dionisio, fueron decapitados, mereciendo las coronas de la vida eterna († 303).
• En Mauritania, en territorio actualmente de Argelia, san Secúndulo, que padeció por la fe de Cristo.
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• En Clogher, en Hibernia (hoy Irlanda), san Maccartemio, obispo, a quien se le tiene por discípulo de san Patricio († s. V).
• En Catania, de Sicilia, región de Italia, san Severo, obispo († 814).
• En Fabriano, del Piceno, en Italia, beato Juan del Báculo, presbítero y monje, compañero de san Silvestre, abad († 1290).
• En Vástena, en Suecia, santa Catalina, virgen, hija de santa Brígida, que casada contra su voluntad, con consentimiento de su cónyuge conservó la virginidad y, al enviudar, se entregó a la vida piadosa. Peregrina en Roma y en Tierra Santa, trasladó los restos de su madre a Suecia y los depositó en el monasterio de Vástena, donde ella misma tomó el hábito monástico († 1381).
• En Faicchio, ciudad del Beneto, en Italia, beata María Serafina del Sagrado Corazón (Clotilde) Michele, virgen, fundadora de la congregación de las Hermanas de los Ángeles, Adoradoras de la Santísima Trinidad († 1911).
• En el lugar de Pniewite, junto a Gdansk, en Polonia, beata María Karlowska, virgen, que instituyó la Congregación de Hermanas del Divino Pastor de la Providencia Divina, cuya finalidad era que recuperasen la dignidad de hijas de Dios las jóvenes y mujeres pobres caídas en la corrupción de costumbres († 1935).
(Del Martirologio Romano)