Vestir al desnudo, dar de comer al hambriento… El Evangelio nos insta permanentemente a amar a Dios y a los hermanos, que son criaturas suyas. Y el amor a los demás no se entiende si no se comparte lo que se tiene con quien carece de lo más elemental. Al final de los tiempos, el examen que tendremos que contestar es si hemos amado como el Señor nos ha dicho.
Cristo se ha quedado presente entre nosotros. Es su gran gesto de amor. Muere por nosotros y se nos da a sí mismo en el