Santa María, Señora nuestra, bendita entre todos y llena de gracia. Que, aunque pecadores e indignos, nos sintamos hijos tuyos en todo tiempo y lugar. Que no nos olvidemos de que eres nuestra madre y protectora, siempre dispuesta a ayudarnos en los momentos difíciles. Que sepamos ser agradecidos y tenerte presente cada día, en nuestro recuerdo. Que nuestras lenguas proclamen las maravillas del Señor Jesús y nuestras acciones no se desvíen de sus enseñanzas.

Jesús nos salvó en la cruz. En ella se inmoló por nuestras faltas. Por eso, el madero en el que fue sacrificado es el símbolo