Señor, gracias por tu muerte y resurrección. Gracias porque has cargado con nuestras debilidades, liberándonos de ellas. Gracias por tu misericordia, que permanentemente perdona nuestras traiciones. Gracias porque nos has llenado de amor. ¡Ayúdanos a vivir la alegría de la Pascua y a mantener viva la esperanza en la salvación que nos has prometido!
¡Cuántas veces no nos atrevemos a dar determinados pasos, en la línea evangélica, porque nos atenazan los miedos a lo que puedan decir o pensar