Sin caridad, estamos lejos de lo que Jesús nos pidió que hiciéramos. Cada uno de los cristianos tibios tenemos nuestra parte de responsabilidad en que la sociedad no camine por los senderos de la paz, de la justicia y de la fraternidad. Como creyentes, nuestra obligación es vivir el amor a Dios que ha de estar necesariamente unido al amor a los demás. Si ejercemos la caridad como es debido, seguro que transformaremos nuestras vidas y las de los que nos rodean.
A veces confundimos el amor con otras muchas cosas que los hombres hemos inventado para justificar nuestros egoísmos personales. Quien ama de verdad tiene que